miércoles, 24 de abril de 2019

Rectificados


El búho y la caja de ratones
Cuando llegas te das cuenta de que ya has estado allí.
Confusa, te das la vuelta y
vuelves a llegar.
Cuando intentas agarrar un recuerdo del armario,
no hay armario, es un cristal que se oscurece
pero quedas allí, arañándolo.
Cuando escribes con el dedo textos nuevos
en el vaho de tu ventana
puedo verte ahí, hasta que el vaho la empaña.
Cuando todo iba bien
vivencias y recuerdos se ordenaban en melé
como ratones en una caja
yendo y viniendo, creando tu persona.
Cuando llenabas la caja, no te diste cuenta de que era de ratones.
Cuando viste al búho o te lo hicieron ver
ya te faltaban unos cuantos.
Cuando el último esté entre las garras del búho
date prisa y desde las alturas, dedica un último esfuerzo para gritar:
¡adiós mi vida, adiós mi casa, adiós a todos! Os quise y…
Y…
Porque luego no habrá nada, serás sólo caja.

¿Rubén qué Rubén?

¿Rubén, qué Rubén?
Para entender lo que digo tú sólo imagina
deslizarte en picado por las faldas
de novias pétreas, hermosas, gigantes, congeladas
y encontrarte en vez del ramo una sorpresa:
un cañón que no es de fuego, un cañón
en medio de la falda, acechando frío y quieto,
te pone la zancadilla sin hacer un movimiento.
Para entender lo que digo tú sólo imagina
que el cañón que antes no estaba
se te acerca corriendo de cara.
¡Sólo quiero darte un beso! Te engaña.
y al bajar la guardia, te traba.
Si no lo esquivas revientas, sin tiempo, sin alas, saltas.
Salvas la cabeza, el cuerpo por poco y la cara
pero qué desliz, llevas la torpeza calzada
algo tuyo se encalla. Un anda firme que ahora
por donde no se puede, se dobla.
Para entender lo que digo tú sólo imagina
un duelo entre un garrote y una esquina
los dos se golpean con fuerza.
Una apenas lo nota,
el otro entre crujidos, se tronza.
Para entender lo que digo tú sólo imagina
que de hueso y tuétano fuera el garrote
que TU hueso y tuétano fueran el garrote
que blandiera el justo perdedor
de una justa de hueso, contra cañón.
Duelo perdido que acabara en quebranto
tu duelo, doliendo, te duele y mientras duela
el dolor desde nada,
sintieras cómo va subiendo por la escalera.
Para entender lo que digo tú sólo imagina
que un sicario de Satán te inmortaliza.
que luego te tronza el alma con un mazo
que te abre en canal, te desmiembra y te lapida
que te cura despeñándote por un barranco
que te ablanda las caderas como a un pulpo
 que de plomo hirviente te llena el ano.
¿Rubén, qué Rubén?
Para entender lo que digo tú sólo imagina
que con todo ese dolor se inventara una pomada
que usara de aplicador una lima y
que en las fracturas de una tibia te la untaran.
Para entender lo que digo tú sólo imagina
el dolor que cabe en dos mil dos vidas.
Pasar agarrado a tu pierna un lustro de horas
¿Rubén, qué Rubén?
Imagina, tú sólo imagina
recibir un mazazo en la barbilla
mordiendo un cuchillo de canto
 y bebiendo por el pie lava fundida.
Ese dolor yo lo he sentido.
¿Rubén, qué Rubén?
Érase una vez en un hospital un Grifo
tronchándote la tibia tres veces con una barra
descarnándote la pierna con el pico
y en los rotos con la lima, te va untando la pomada
sin hacer caso de tus gritos.
Ese dolor yo lo he sentido.
¿Rubén, qué Rubén?
Yo le dije al hechicero: mate al Grifo o máteme
¡Métale! Dijo mi padre. Le va a dar un infarto.
Usted no sabe lo que lleva su hijo dentro.
¿Cuánto pesas chaval?
Escuche, quítele la lima y máteme.
¿Rubén, qué Rubén?
Cuando pasas la línea que no sabes ni que existe
te vienen certezas que no sabes que sabes.
Yo te he visto muerte blanca, muerte salvadora,
hueles a tristeza, a impotencia y a medicamentos.
Ese dolor yo lo he sentido.
¡Está bien! Métele esto por la vena.
¡Coño ahí enfrente hay un cuadro!
el cuadro de enfrente se dobla
caigo inconsciente
dos horas.
Ese dolor yo lo he sentido,
en las fracturas de mi pierna empalada.
Por cada latido, un rascón de lima,
por cada rascón, razón perdida.
Ese dolor yo lo he sentido,
hasta dejar de conocer a mis amigos.
Cuando en medio del absurdo suena la llamada.
Hola Juan, ¿cómo estás? Soy Rubén.
¿Rubén, qué Rubén?
Sólo tengo un amigo que se llame Rubén.

El abejaruco viejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario