ruego que se valore más la forma que el fondo... para no entrar en polémicas... jeje
Miro por la
ventana y veo el azul verdoso del océano. El día es claro, apenas alguna nube
que dormita en suspensión. Tengo tiritando un café en la bandeja del asiento
delantero. Esperaré a que se enfríe un poco, que no quiero abrasarme la lengua
y que no pueda degustar la comida que sirven a mediodía, que con la tarifa que
he desembolsado por el billete seguro que es bastante buena. Ojeo uno de los
periódicos en español que hay en el avión, el resto son extranjeros, siendo la
mayoría en inglés. Me apetece leer en mi lengua materna, me resulta más cómodo,
y eso que llevo viviendo en EEUU un largo tiempo, desde que la empresa en que
tengo el privilegio de trabajar me destinó por estos mundos. En España están en
plena campaña electoral y aprovecho para pasar unos días de vacaciones en casa
con la familia y, de paso, cumplir con la sagrada obligación democrática de
votar. Voy a tener graves dificultades para decantarme por uno u otro, debido a
que apenas sigo la política española. Aunque la verdad, y esta es toda la
verdad y nada más que la verdad, es que cuando vivía en España tampoco la
seguía.
Más de la mitad del periódico habla sobre ello, sobre las elecciones. Se suceden las entrevistas, opiniones y publicidad electoral de los distintos partidos políticos que se presentan. Me detengo por casualidad en una página que resume la posición que tienen acerca de la gestación subrogada. Leo argumentos tales como: que el cuerpo de la mujer no es una vasija, que la gestación subrogada implica el control sexual de las mujeres, que no se puede mercantilizar el cuerpo de la mujer porque las mujeres no se pueden comprar o alquilar, que su regulación produciría granjas de mujeres etc. Reflexiono sobre lo leído y, observándolo desde la distancia, conociendo como abordan este asunto en el país del cual vengo en avión, me sorprende este tipo de mentalidad. Supongo que estos yanquis, al final, me han empezado a contagiar algunas cosas. Por eso, os voy a contar resumidamente cómo abordan este problema, que para ellos no es ningún problema, sino todo lo contrario, es un negocio más como cualquier otro en su economía, que debido a sus serias particularidades debe regularse con especial atención y protección para todas las partes.
La gestación subrogada en EEUU depende de cada Estado federal. En la mayoría de Estados está permitida, aunque en algunos a pesar de que no la prohíben expresamente no es recomendable realizarla. Yo os puedo hablar de California, que es donde vivo y trabajo desde hace años, que por cierto se considera uno de los mejores lugares del país para llevar a cabo esta práctica, puesto que existen leyes específicas sobre la gestación que protegen tanto a la madre gestante, como a los donantes (hay Estados donde se permite, pero no tienen ninguna ley específica para ello). Las partes (donantes y madre gestante), antes de firmar ningún contrato de gestación subrogada, deben contratar un abogado cada una, que no puede ser el mismo (así garantizan mejor la independencia), y también un seguro médico y un gabinete psicológico. La madre gestante, sobretodo, debe ser plenamente consciente de las obligaciones y derechos que asume de manera voluntaria con la firma del contrato, que prácticamente renunciará a su cuerpo durante todo el tiempo que dura el embarazo, y que el feto que lleve en sus entrañas no le pertenecerá a ella, sino a los donantes. Esa convicción y esa voluntariedad, manifestada con total libertad, debe quedar meridianamente clara y ser corroborada por psicólogos. Una vez llegado a un acuerdo entre las partes y fijado un precio, que no se limita sólo a “dietas” por los daños o gastos ocasionados, sino también a un precio por un servicio prestado, se firmará el contrato de “pregnancy”. Inmediatamente, un Juez será quien, supervisado todo el proceso y verificado que se ha cumplido la ley, dictará un mandato judicial convirtiendo a los donantes en “padres legales”, incluso antes de que empiece la gestación o se produzca el nacimiento, con todas las consecuencias. Como todo, siempre hay excepciones, como por ejemplo que en caso de riesgo para la vida de la gestante primará esta sobre el feto, como no podía ser de otra manera. Contado de esta manera puede parecer lo que simplemente es: un acuerdo entre las partes realizado desde la más absoluta libertad y autonomía de la persona. Sin ningún tipo de aspaviento.
El café tiene ahora una temperatura aceptable. Tengo que añadir azúcar para que este brebaje sepa a algo. Por mucho que lo haya tomado no me acostumbro a su sabor, si es que tiene alguno. Nunca me ha gustado el café americano, y creo que nunca me gustará. Prefiero obviamente el hecho en España, faltaría, aunque ahora que pienso el café italiano todavía me gusta más. Doy un sorbo mientras miro de nuevo el océano. Intento hacer memoria por si acaso y… no, nunca he visto granjas de mujeres.
Más de la mitad del periódico habla sobre ello, sobre las elecciones. Se suceden las entrevistas, opiniones y publicidad electoral de los distintos partidos políticos que se presentan. Me detengo por casualidad en una página que resume la posición que tienen acerca de la gestación subrogada. Leo argumentos tales como: que el cuerpo de la mujer no es una vasija, que la gestación subrogada implica el control sexual de las mujeres, que no se puede mercantilizar el cuerpo de la mujer porque las mujeres no se pueden comprar o alquilar, que su regulación produciría granjas de mujeres etc. Reflexiono sobre lo leído y, observándolo desde la distancia, conociendo como abordan este asunto en el país del cual vengo en avión, me sorprende este tipo de mentalidad. Supongo que estos yanquis, al final, me han empezado a contagiar algunas cosas. Por eso, os voy a contar resumidamente cómo abordan este problema, que para ellos no es ningún problema, sino todo lo contrario, es un negocio más como cualquier otro en su economía, que debido a sus serias particularidades debe regularse con especial atención y protección para todas las partes.
La gestación subrogada en EEUU depende de cada Estado federal. En la mayoría de Estados está permitida, aunque en algunos a pesar de que no la prohíben expresamente no es recomendable realizarla. Yo os puedo hablar de California, que es donde vivo y trabajo desde hace años, que por cierto se considera uno de los mejores lugares del país para llevar a cabo esta práctica, puesto que existen leyes específicas sobre la gestación que protegen tanto a la madre gestante, como a los donantes (hay Estados donde se permite, pero no tienen ninguna ley específica para ello). Las partes (donantes y madre gestante), antes de firmar ningún contrato de gestación subrogada, deben contratar un abogado cada una, que no puede ser el mismo (así garantizan mejor la independencia), y también un seguro médico y un gabinete psicológico. La madre gestante, sobretodo, debe ser plenamente consciente de las obligaciones y derechos que asume de manera voluntaria con la firma del contrato, que prácticamente renunciará a su cuerpo durante todo el tiempo que dura el embarazo, y que el feto que lleve en sus entrañas no le pertenecerá a ella, sino a los donantes. Esa convicción y esa voluntariedad, manifestada con total libertad, debe quedar meridianamente clara y ser corroborada por psicólogos. Una vez llegado a un acuerdo entre las partes y fijado un precio, que no se limita sólo a “dietas” por los daños o gastos ocasionados, sino también a un precio por un servicio prestado, se firmará el contrato de “pregnancy”. Inmediatamente, un Juez será quien, supervisado todo el proceso y verificado que se ha cumplido la ley, dictará un mandato judicial convirtiendo a los donantes en “padres legales”, incluso antes de que empiece la gestación o se produzca el nacimiento, con todas las consecuencias. Como todo, siempre hay excepciones, como por ejemplo que en caso de riesgo para la vida de la gestante primará esta sobre el feto, como no podía ser de otra manera. Contado de esta manera puede parecer lo que simplemente es: un acuerdo entre las partes realizado desde la más absoluta libertad y autonomía de la persona. Sin ningún tipo de aspaviento.
El café tiene ahora una temperatura aceptable. Tengo que añadir azúcar para que este brebaje sepa a algo. Por mucho que lo haya tomado no me acostumbro a su sabor, si es que tiene alguno. Nunca me ha gustado el café americano, y creo que nunca me gustará. Prefiero obviamente el hecho en España, faltaría, aunque ahora que pienso el café italiano todavía me gusta más. Doy un sorbo mientras miro de nuevo el océano. Intento hacer memoria por si acaso y… no, nunca he visto granjas de mujeres.
Rafael Mercé
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