martes, 2 de abril de 2019

           


          lubaK

Cada día

traigo pan, migas de pan,

Para que viva

o no muera.

Detrás de  las rejas de metal


ves

el revolotear de alas sin vuelo,

un negro pico curvado,

garras de piel arrugada.

Yo,

desde la oscura tela que me envuelve,

veo

sueños que no aterrizan,

una lengua cosida al paladar,

manos dirigidas por un cordel.

Él

mira con mis ojos,

Yo

lloro con sus lágrimas.

Cada día

traigo pan, migas de pan,

para alimentar a Él

y alimentarMe.

Rafael Mercé

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