El búho y la caja de
ratones
Cuando llega se da cuenta de que ya ha estado allí.
Confusa, se da la vuelta y
vuelve a llegar.
Cuando intenta agarrar un recuerdo del armario,
no hay armario, es un cristal que se oscurece
pero ella se queda allí, arañándolo.
Cuando escribe con el dedo textos nuevos
en el vaho de su ventana
puedo verla ahí, hasta que el vaho la empaña.
Cuando llenaba la caja, no se dio cuenta que era de ratones.
Cuando vio al búho o se lo hicieron ver
ya le faltaban unos cuantos.
Cuando el último esté entre las garras del búho
date prisa y desde las alturas, dedica un último esfuerzo para
gritar:
¡adiós mi vida, adiós mi casa, adiós a todos! Os quise y…
Y…
Porque luego no habrá nada, sólo la caja.
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