lunes, 25 de marzo de 2019

Ahí va un primer poema unicelular...
a ver que os parece... para practicar.

             La gota 
Se agarra a la boca del caño, inspira, 
y por el peso cae, despacio, 
y estalla, se desvanece. 
Se agarra a la boca del caño, inspira, 
y por el peso cae, despacio, 
y estalla, se desvanece. 
Miro a las criaturas, 
rehenes del tiempo, 
con las bocas de leche, 
los morados y las raspaduras. 
Resbalan sus cuerpos de talla ese 
por el frío metal, riendo. 
Se balancean, inquietos, 
a lomos de caballos o elefantes sin corazón. 
Intentan en vano 
ascender a los cielos, 
vivos y sentados. 

Yo aquí, mirando, y ellos
siempre corriendo. 
¿Por qué tanta prisa? 
¡Pobres criaturas! 
¡Y pobre de mí! 
Todos, 
rehenes de la gota, 
que no cesa, 
que no se detiene.


Rafa Mercé


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